Desde lo universal a la historia contemporánea del teatro iquiqueño como base fundamental para la enseñanza y práctica del teatro para y con niños.

Palabras

Hace muchos años, un día cualquiera me invitaron a asistir al Teatro Municipal, era una velada de la Escuela Especial, allí los niños-alumnos del establecimiento presentarían sus trabajos artísticos. Acepte la invitación más bien de manera congraciativa  hacia  la profesora que me invitaba (María Daponte), pero la verdad sin hacerme mayores expectativas, y así de repente me vi en medio de la magia, de la doble magia.   Un escenario lleno de colores, formas, alegría, me maravilló, me emocionó. Ya no recuerdo con exactitud de que trataba la presentación, pero tengo viva la emoción y sensaciones, no solo por la presentación sino por lo que había tras esta, -el currículo oculto del que nos habla Magendzo- denotaba un trabajo arduo y riguroso, se sentía el amor, el respeto de verdad por la diferencia, quedaba claro que quien estaba tras esto tenía entusiasmo, pasión y conocimiento de lo que hacía y sabía lo que quería, lo que se estaba mostrando sin duda era parte de un proceso. Apenas terminó la presentación quise conocer al artífice de esto y así fue como hace muchos, muchos años, tal vez 25, quizás más, conocí a Guillermo Ward  y desde entonces nunca lo he perdido de vista, sigo manteniendo e incrementando la admiración que nació ese día por este artista multifacético, inquieto que ha incursionado en muchas áreas y que a pesar de ir sumando títulos y saberes, lo sigo viendo en esencia, ¡un Maestro!

Hace algunos días, me sorprende con una llamada y un  ¡quiero hablar contigo!. Quienes lo conocemos sabemos bien de su aguda crítica, de su franqueza, entonces ante ese ¡quiero hablar contigo!, pienso rápido y me preguntó ¿qué habrá pasado?, guardo unos segundos de silencio y luego le pregunto con cierta timidez, ¿de qué? –me dice Guillermo, ¡me aburrí de esperar, quiero lanzar el libro! Y quiero que tú lo presentes– le contesto de inmediato, que por supuesto y agrego una frase que puede ser un lugar común, pero que creanme no lo es -gracias, es un honor le digo- Y es verdad,  así lo siento, bueno y para hacerme acreedora al honor, paso a ponerle el cascabel al gato, o sea, a presentar el libro.

El teatro en la vida siempre, la vida en el teatro siempre,  en las primeras veinte paginas el autor nos hace recorrer de manera amena y documentada la historia del teatro titula el capitulo desde Grecia hasta Iquique, leerlo resulta además de interesante grato, especialmente emotivo es leerlo cuando llega a la región, a lo conocido ir descubriendo la permanente presencia del teatro en la pampa y en Iquique, y aparecen nombres Recabarren, Lafferte, Paoletti, Torres, Vera-Pinto, Jorquera, Ward, todos nombres conocidos, muy conocidos,  tienen algo en común han construido la historia del teatro, han sido y son apasionados por su arte, al que se han entregado sin amilanarse ante las dificultades siempre presentes. 

Guillermo Ward recopila en una excelente síntesis las diferentes etapas del quehacer teatral en Iquique, que tiene el mérito de haber dice el de haber sido base del quehacer teatral universitario a nivel nacional, llama la atención la relación permanente entre educación y teatro, entre educadores y teatro, muchos de los cultores del teatro son educadores de profesión o se  dedican  desde otras profesiones a la educación, esto resulta interesante más aún por estos días en que la educación es el gran tema del país, es raro que algún día no se toque el tema y esto se hace generalmente  desde las cifras, nos abruman con puntajes, inversiones, ubicaciones en ranking, es una fiebre de mediciones,  que nos hace recordar  El Principito y esa parte en que dice “A los adultos les gustan los números. Cuando uno les habla de un nuevo amigo, nunca preguntan sobre lo esencial. Nunca te dicen cómo es el sonido de su voz, cuáles son los juegos que prefiere o si colecciona mariposas. Te preguntan ¿Qué edad tiene?, ¿Cuántos hermanos tiene?, ¿Cuánto pesa?, ¿Cuánto gana su padre?,  sólo entonces creen conocerlo”.

Cuando se habla de educación no hay preguntas acerca de cómo se vive la educación. ¿Cómo se sienten los maestros y maestras?, ¿Qué sienten las niñas y los niños?, ¿Esta el arte presente en la educación?, ¿Cantan nuestros niños?, ¿Hacen teatro?. No se habla de ello, pero sabemos que esta presente y lo esta porque siempre han existido profesores, profesoras que con esfuerzo, pasión, entusiasmo han dedicado tiempo, mucho tiempo a abrir espacios al arte y han logrado que el arte sobreviva, en la historia de la mayor parte de los artistas  hay profesores que les hicieron encantarse con el arte, es también parte de la historia de vida de Guillermo Ward, quien nos cuenta como  Mario Puch, Elide Rodríguez, Jaime Torres motivaron su interés en el teatro, ahora Guillermo profesional y artista de  verdadera excelencia, de esa de verdad, que se ha formado en diferentes disciplinas de manera continua, no se ha transformado en un acumulador de cartones enmarcados, él ha convertido esa mezcla de nuevos saberes y larga trayectoria en valiosos aportes como este libro en el que se ofrece un maravilloso material para trabajar el teatro infantil. En el se encontrará apoyo teórico y material de apoyo especialmente preparado, sin duda será muy útil para quienes comprenden que si queremos de verdad alcanzar el desarrollo de las personas, es imprescindible dar espacios al arte, y en este el teatro sigue siendo formador por excelencia, a través de el se logra expresar emociones, aprender a convivir, superar conflictos, internalizar valores, y tantas cosas más, los aportes, el impacto del arte es tan grande en la vida que no se puede medir, tal vez por eso no es materia de la que la que hablen los expertos en cifras, pero que quienes amamos el arte sabemos valorar y entendemos bien cuanto servirá este material, en que el autor estimula a sus colegas a seguir motivando a niñas y niños.

Finalmente destacar el homenaje que rinde con su libro a Jaime Torres y Cecilia Millar, que acierto de Guillermo que interpreta a todos quienes tienen el privilegio de la sensibilidad que hace gozar el arte, un acierto que interpreta a quienes nacieron en Iquique, a quienes vivimos en Iquique, a todos los que valoramos a hombres y mujeres que han dedicado su vida a la educación y que desde allí han abierto puertas, ventanas, vidas al arte, vidas al teatro.

Guillermo le puso el cascabel al gato

Muchas gracias

Iquique, 20 de Octubre de 2010
   Lidia Osorio Olivares